miércoles, 25 de mayo de 2016

Un solo beso... vale la pena leer

Una persona cree estar enamorada cuando siente que un solo beso es el antídoto correcto para hacer desaparecer sus problemas, pero a veces no sabemos que cuando uno se vuelve adicto al antídoto el problema es más grave.

A lo largo de mi corta vida he conocido a tantas personas que sufren por amor, todas esas personas han llorado y han sentido rabia, ¿saben que he notado? “que ninguna, en su momento de furia, dice que lo ama y haría cualquier cosa por esa persona”. Entonces, ¿así es el amor?

Una vez un amigo mío que decía estar enamorado de mí, escribió en la tarea de comunicación oral y escrita lo que para él significaba el amor, él dijo que el amor era aquella sensación de mariposas en el estómago, era desear estar con esa persona y extrañarla día y noche, era velar todos los días porque esa persona estuviera bien.

Bueno, dijo tantas cosas que conmovió a todo mi salón, debo decir que hasta la profesora se sorprendió por cómo hablaba él del amor, lo felicitó y todos le brindaron un aplauso. La profesora dijo que la que fuera su novia sería una chica muy afortunada y por un momento pensé que yo quería ser afortunada, pero, ¿Cómo puedo ser afortunada con alguien a quien no amo?

Yo no lo amaba, entonces no sería feliz, no hay que ser un genio para llegar a esa conclusión, claro que llegaban comentarios de que yo no era feliz porque no quería ser feliz, que teniendo a un chico que daría todo por mi debía estar conforme y darle la oportunidad. 

No miento, di mil vueltas al asunto y por un momento creí que esas personas tenían razón, ¿Cómo sabía que él no me haría feliz? Por un momento dudé y pensé que debía darle una oportunidad al amor que él sentía por mí, pero ¿para qué? Yo no lo amaba y nunca lo iba a hacer, no somos parecidos y nuestras diferencias no nos complementaban, simplemente yo no era para él.

Ahora que lo veo con su novia, intentando ser felices, sé que hice lo correcto, su amor por mí no duraría toda la vida, me odió por un tiempo, se cambió de turno, no me quería ver, yo lo entendí, no era amor, era obsesión.

No, no es cierto que el amor es una sensación en el estómago de mariposas volando dentro de él, no es verdad que piensas en él día y noche, el amor no se explica en pocas palabras y a veces muchas palabras son mentira. El amor no es nada y a la vez lo es todo.

Si le olvidaste, entonces no fue amor, si le odiaste, no fue amor, si te arreglaste para él o ella y no para ti, entonces no es amor, si le compraste un regalo que no podían compartir, entonces no es amor, si le dices que sí a todo y no das espacio a las prioridades, a tú familia, tus necesidades, tus amistades, simplemente si él o ella está primero que tú, entonces no es amor. El “amor” no se olvida de la noche a la mañana, el amor es mutuo, si el amor no es correspondido se vuelve obsesión, entonces, ¿aún crees que lo que sientes es amor?

Si estás totalmente seguro de que esa es la persona indicada, entonces ignora todo lo que dije, tira todo a la basura, arriésgate, llámale, mándale un mensaje, si estás a su lado arráncale el aliento con un beso, tómale de la mano y vive con él, no dejes que nada os separe, si estás totalmente seguro o segura de que esa persona es la persona que amas, entonces ¿a qué esperas? Aprovecha que la tienes junto a ti, no todos encontramos el verdadero amor, a veces una vida no es suficiente para encontrarlo. ¿Y sabes qué? Si tú tienes un amor verdadero déjame decirte que eres una persona muy afortunada y te deseo mucha suerte.

Ni un instante

Revolotea en mi pensamiento
constante y atrevida tu imagen...
¡No puedo dejar de pensarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Mi deseo, cautivo en tu piel
como el torrente en su cauce...
¡No puedo dejar de desearte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

De un segundo o una existencia,
tu ausencia, siempre intolerable...
¡No puedo dejar de extrañarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Mi pecho no admite otro aire
que el aire que tú purificaste...
¡No puedo dejar de respirarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

El sol siembra en tu rostro
visos de un celeste paisaje...
¡No puedo dejar de mirarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Deidad única de mi devoción,
de mi ilusión, soñado baluarte...
¡No puedo dejar de adorarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Dueña eterna de mi corazón,
esta conclusión es inevitable...
¡No puedo dejar de amarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

(Fabián Ruiz)

Palabras enamoradas...


Palabras enamoradas,
ocasos perfectos,
entrega y romance:
¡Sublimes momentos!
Infinito el encanto,
aromas de ensueño,
reina la ternura en
musicales encuentros.
Nacimiento de estrellas,
torbellino de besos:
¡Conjunción de almas,
amores y sueños!

Invitación al Amor Sublime

A instancias de una respuesta cálida,
una fantasía concebida en la perfección;
sueño devenido en una realidad mágica,
hoy tienes una cita con tu emoción:

Un camino de pétalos de rosas,
tenue luz de velas perfumadas,
palabras dulcemente susurradas,
ecos de una canción hermosa.

Un listón rojo de tu corazón a mi lecho,
cataclismo de emociones en el pecho;
una escalera luminosa a la antesala del cielo,
apasionado rincón donde perder los miedos.

Una rosa suave que acaricie tus formas,
cuerpos iluminados a la luz del deseo...
Se satura el aire con sensuales aromas,
la pasión que explota en el primer beso...

¡Dos hogueras y un sólo calor,
dos corazones y un sólo latido,
morir en un instante de amor
para renacer en cada suspiro!

Noche sin besos prohibidos,
éxtasis de labios mordidos,
y el amor prevaleciendo al deseo
en un amanecer de abrazo eterno...

No declares estos versos indiscretos,
no supongas la sorpresa ya se ha ido,
ambrosía guardada en celoso secreto
para ser revelada únicamente contigo.

Una invitación al Amor Sublime,
de sueño perfecto a evento sagrado;
un encuentro humanamente irrepetible,
lacrado con tu sello sensual y mágico.

(Fabián Ruiz)

lunes, 23 de mayo de 2016

No llores si me amas

No llores si me amas,
Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo!

Si pudieras oír el cántico de los ángeles
y verme en medio de ellos!
Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos; los horizontes, los campos
y los nuevos senderos que atravieso!

Si por un instante pudieras contemplar como yo,
la belleza ante la cual las bellezas palidecen!
Cómo!...¿Tu me has visto,
me has amado en el país de las sombras
y no te resignas a verme y
amarme en el país de las inmutables realidades?

Créeme.
Cuando la muerte venga a romper las ligaduras
como ha roto las que a mí me encadenaban,
cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,
y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a verme,
sentirás que te sigo amando,
que te amé, y encontrarás mi corazón
con todas sus ternuras purificadas.

Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz!
ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo,
que te llevaré de la mano por
senderos nuevos de Luz...y de Vida...
Enjuga tu llanto y no llores si me amas!

Historias

Historias, hablemos de historias,
de esas de hadas y fantasías realizadas.
Platiquemos de imposibles amores
y de leyendas de pasiones encontradas.

Narremos fábulas de amantes mundanos
y los mitos de sus aspiraciones sublimes.
Busquemos novelas de sueños románticos
y miles de cuentos con finales felices.

Rememoremos las de emociones valientes
y las que procrean sentimientos profundos.
Y entre todas, la más dulce, la más bella,
esta tierna historia que escribimos juntos.


(Fabián Ruiz)

domingo, 22 de mayo de 2016

La hermosa leyenda del Hilo rojo del destino...

Hace mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.

Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente."

Leve muestra del amor

Pruebas de que aquello que soñabas existe.
Fantasías que anhelan no ser concretadas.
Nuestra medalla, heroína que filosa resiste.
Un alma, con palabras de amor, iluminada.
El perfume que resulta imposible olvidar.
La íntegra necesidad de perseverarse fiel.
Aquel espontáneo: “¿Dónde hay que firmar?"
La extasiada piel que te conmovió la piel.
Esa ternura que trajo sosiego a tus ansias.
Alados ensueños a la calidez de las velas.
Ese cariño que trajo alegría a tus lágrimas.
Paradisíacos lechos de emociones de seda.
La ocurrencia sencilla que te hace sonreír
Fecundas ilusiones de lunas compartidas.
La sorpresa delicada que te hace derretir.
Eternos abrazos de jubilosas bienvenidas.
Un pecho generoso donde poderse cobijar.
Un sinfín de los legendarios besos de lado.
Un ligero aliento de un poderoso vendaval.
Una nimia partícula de un universo ilimitado.
Ingenuamente me preguntas qué te he dado,
-acaso, demasiada hermosura para asimilar-
la respuesta prospera evidente en mis labios:
¡Leve muestra del amor que atesoro para dar!


(Fabián Ruiz)

¿Qué me has dado? (Vale la pena llegar hasta el final)

Vagando prodigiosamente inspirado,
sobre la más impasible de las escenas,
planean sublimes y vaporosos poemas...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

Todo aquello primordial ha fracasado
ante la dulce primacía de esta urgencia,
embriagado en una gota de tu esencia...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

Prisionero del imprescindible llamado,
la felicidad dependiendo de una frase,
atento hasta en el pequeñísimo detalle...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

Contagiado por el dilema insospechado,
la autoestima ha traspasado la línea roja,
descubriendo celos en delgadas sombras...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

Pensamientos prolijamente adjudicados,
tu imagen indómita cabalga en mi mente,
expandiéndose épica, nítida, inclemente...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

La idónea experiencia ha involucionado,
con las estratagemas propias de un niño,
me prodigo desvergonzado tras tu cariño...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

Voluntario mártir del deseo obstinado,
enhorabuena la fatal cercanía de tu piel,
heroicos anhelos, subyugados a tus pies...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

En el derroche grato del juicio exaltado,
la existencia se percibe más que hermosa,
los días son plenos, las señales gloriosas...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

En los prados de un delirio enamorado,
portavoces de un ensueño desconocido
pregonan etérea fantasía a mis sentidos...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!

Con el férreo orgullo que se ha fugado,
con la súplica de lágrimas enamoradas,
con el alma evidentemente conquistada...
¿Qué me has dado? ¡Por favor, dímelo!


(Fabián Ruiz)

Inminente Consecuencia

Aroma que ilumina las mañanas,
me seduce... se perfuma la ilusión...
Un olimpo de tentadoras fragancias,
inminente consecuencia de tu olor.

Melodía que acaricia los sentidos,
me fascina... se modula la ilusión...
Un cosmos de irresistibles sonidos,
inminente consecuencia de tu voz.

Ópalo que abrillanta sus colores,
me cautiva... se encandila la ilusión...
Un infinito de seductores tornasoles,
inminente consecuencia de tu fulgor.

Regocijo que desboca los latidos,
me convoca... se inflama la ilusión...
Un caos de irreprimibles instintos,
inminente consecuencia de tu ardor.

Elixir que inmortaliza el sentimiento,
me sublima... se melifica la ilusión...
Un paraíso de dulcísimos encuentros,
inminente consecuencia de tu sabor.

Sonidos que acarician,
instintos que convocan:
arrebatos de emoción.
Aromas que iluminan,
fulgores que cautivan:
laberintos de ilusión.
Rendido a tu presencia,
inminente consecuencia
del prodigio de tu amor.


(Fabián Ruiz)

Encanto

Unión celestial que liberta el encanto,
saetas de magia, ninfas, ternuras en flor...
besos gloriosos, entonando místico canto,
se abrasan y renacen en su mismo ardor.

Rindiendo al éxtasis sensual pleitesía:
caricias y lágrimas, labios y agitación,
comuniones etéreas, noches de fantasía...
¡Esclavos de una voluptuosa conmoción!

Las manos enlazadas a un mismo deseo.
Los deseos enlazados a un mismo fervor.
Un encuentro humano, hermoso y cierto,
bendecido en la gloria de nuestra pasión.

(Fabián Ruiz)

Tenerse

Tenerse en lo humano y en lo sublime,
en la diáfana fantasía y en la razón...
Tenerse en la sangre y en lo sensible,
unidos y eternos en nuestra unción.

Tenerse en la boca y en los suspiros,
en la azul esperanza y en la ilusión...
Tenerse en el aire y en cada latido,
reclamo desesperado del corazón.

Tenerse en la piel y en los sentidos,
en el pensamiento y en la emoción...
Tenerse en el alma y en cada camino,
sin más prioridad que esta obsesión.

(Fabián Ruiz)

Insinuaciones

Insinuaciones, delicadas insinuaciones...
Dulce acción de camuflarse en tu color,
melificando cándidamente las emociones...
¡Muy dulce, casi tan dulce como tu voz!

Insinuaciones, serpenteantes senderos
que se orientan mansamente hacia tu luz,
la belleza de la seducción en pleno vuelo...
¡Infinitamente bella, casi tanto como tú!

Insinuaciones involuntarias y deliciosas
desde los elogios sinceros y muy osados
a las sonrisas cómplices y muy deseosas...
¡Qué pena, hoy estás tan lejos de mi lado!

(Fabián Ruiz)

Urgencia de Amor

Predicando la ilusión como doctrina,
dogma celeste del querer es poder,
cosecharas el dulce fruto de creer,
de creer con desesperación y porfía
en este, nuestro amor falto de abismos,
manantial suave de infinitas ilusiones,
en este amor de dos heroicos corazones
y un sublime sentimiento mismo.

Erígete como la musa de mi emoción,
haz del común sentido un sinsentido.
Arranca de mi alma el verbo divino
que arrase los pabellones del dolor.
¡Derrocha dulces cataratas de pasión,
sedúceme, enloquéceme, conquístame,
clávame en el pecho el estandarte
de tu bienaventurado y glorioso amor!

En los dominios de esta urgencia
como concebir algo más importante...
¡Es imperioso, vital y apremiante:
liberta tu alma, desata los sentidos
derroca la calma, reinventa la ilusión!
Necesidad feroz de percibir renacido
el verso sublime del corazón del poeta
en la celestial dulzura de tu amor.

(Fabián Ruiz)

Tiempo de Amor (vale la pena leer hasta el final)

Te esmeras sin comprender lo que pretendo,
y simplemente pretendo una gota de color...
¿El deber más esencial que un reencuentro?
¡Qué gris es la vida en la lejanía de tu amor!

Y gris el hastió que va tiñendo la azul ilusión...
De arco iris, para ti, atestadas traigo las manos,
de fantasías, de ternuras, de goces enajenados,
y un millar de los más dulces poemas de amor.

Infinitas sonrisas tengo, ansiando tu calor:
las cándidas sonrisas de la broma oportuna,
y la enorme sonrisa, más sonrisa que ninguna,
esa que da gozo al alma y forma al corazón.

Del romántico manantial, caricias acarreo,
de todos los sabores y de todas las texturas;
tengo caricias, prestas a incendiar la calma,
y caricias que son bálsamos para la locura.

Y ciertamente atesoro muchas lágrimas...
mas son lágrimas de la excesiva emoción,
espontáneas hijas de la exuberante alegría,
lágrimas del placer a instantes del clamor.

En un santiamén se puede el mundo inundar,
de matices y encanto, de fantasías y ensueño...
Y no te hacen falta alas para elevarte al cielo
cuando el fervor te convoca y te dejas llevar.

Llegó el tiempo de darle emoción al tiempo,
el tiempo de ponerse al alcance de los besos,
de repartir luces, de reconquistar el universo...
¡El tiempo de brindar... tiempo eterno al amor!

Más que enamorado


Que jamás acepto un “no” y soy como un niño.
Que suelo ir de regreso cuando hay que partir.
Reiterado e irreflexivo puñado de sinsentidos:
¡Te Amo!... y estoy más que enloquecido por ti.

Que acostumbro a extrañarte por todo motivo.
Que en tu ausencia ya no entiendo como vivir.
Fanático, incondicional y devoto de tu cariño:
¡Te Amo!... y estoy más que necesitado de ti.

Que me acuesto y amanezco con tu imagen.
Que procurar tu felicidad es mi esencial fin.
Hidalgo, leal, y tu gozo, mi noble estandarte:
¡Te Amo!... y estoy más que pendiente de ti.

Que te siento como en la existencia he sentido.
Que soy simplemente tuyo desde que te conocí.
De tus pasos se alimenta mi encantado camino:
¡Te Amo!... y estoy más que enamorado de ti.

(Fabián Ruiz)

Ni un instante

Revolotea en mi pensamiento
constante y atrevida tu imagen...
¡No puedo dejar de pensarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Mi deseo, cautivo en tu piel
como el torrente en su cauce...
¡No puedo dejar de desearte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

De un segundo o una existencia,
tu ausencia, siempre intolerable...
¡No puedo dejar de extrañarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Mi pecho no admite otro aire
que el aire que tú purificaste...
¡No puedo dejar de respirarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

El sol siembra en tu rostro
visos de un celeste paisaje...
¡No puedo dejar de mirarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Deidad única de mi devoción,
de mi ilusión, soñado baluarte...
¡No puedo dejar de adorarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Dueña eterna de mi corazón,
esta conclusión es inevitable...
¡No puedo dejar de amarte!
Ni un instante... ¡Ya lo sé!

Te Amo...

¡Te Amo! y no es:
un te amo aniversario,
un te amo compromiso,
un te amo acostumbrado,
un te amo apurado,
un te amo también...

¡Te Amo! y es así:
un te amo enamorado,
un te amo extasiado,
un te amo demasiado,
un te amo generoso,
un te amo porque sí.

¡Te Amo!
con un “te amo”
pronunciado por los labios
mas gritado con el corazón.

¡Te Amo!
con un “te amo”
tan divino, tan humano
como jamás alguien imaginó.

(Fabián Ruiz)

Un Poema Para Enamorar (Vale la pena leer)

Deja caer ese orgullo en el olvido,
libera la emoción en sensual entrega,
y en el místico roce de la piel nueva,
hechizaré suavemente tus sentidos.

Entrégate, mas no me des nada...
Envenéname de ilusión controlada,
inúndame de la necesidad infinita
de sentirme tuyo, de sentirte mía...
¡Deja el deseo libre inflamando la piel
y el amor salvaje se rinda a tus pies!

Acércate, pero hazlo muy lentamente...
dame un instante que dure por siempre.
¡Brilla con ese brillo de lo inalcanzable,
deja fluir de tu esencia lo más deseable,
ponle tu mágico e inconfundible sello
y mátame de pasión en un eterno beso!

(Fabián Ruiz)

Invitación al Amor Sublime

A instancias de una respuesta cálida,
una fantasía concebida en la perfección;
sueño devenido en una realidad mágica,
hoy tienes una cita con tu emoción:

Un camino de pétalos de rosas,
tenue luz de velas perfumadas,
palabras dulcemente susurradas,
ecos de una canción hermosa.

Un listón rojo de tu corazón a mi lecho,
cataclismo de emociones en el pecho;
una escalera luminosa a la antesala del cielo,
apasionado rincón donde perder los miedos.

Una rosa suave que acaricie tus formas,
cuerpos iluminados a la luz del deseo...
Se satura el aire con sensuales aromas,
la pasión que explota en el primer beso...

¡Dos hogueras y un sólo calor,
dos corazones y un sólo latido,
morir en un instante de amor
para renacer en cada suspiro!

Noche sin besos prohibidos,
éxtasis de labios mordidos,
y el amor prevaleciendo al deseo
en un amanecer de abrazo eterno...

No declares estos versos indiscretos,
no supongas la sorpresa ya se ha ido,
ambrosía guardada en celoso secreto
para ser revelada únicamente contigo.

Una invitación al Amor Sublime,
de sueño perfecto a evento sagrado;
un encuentro humanamente irrepetible,
lacrado con tu sello sensual y mágico.

(Fabián Ruiz)