Extraño esa sensación visceral
que me hacía estremecer,
(El alma, el cuerpo, la sangre y la piel)
cuando sus ojos soñadores me hablaban de amor
sin necesitar palabras.
El, contenía en su mirada
todo el fulgor de un amanecer.
Y yo volaba en el cielo que ahí se reflejaba,
volaba como la gaviota que siempre quise ser.
El le otorgó las alas a mi alma.
Volaba, con la ilusión desbordada
mientras esperaba su llegada cada atardecer;
con los labios pintados de rojo carmesí
y las mejillas rosadas.
Extraño esa sensación visceral
que me hizo estremecer
cuando sus labios se posaron en mi boca
en aquellos besos robados que no olvidaré.
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